sábado, abril 28, 2007

La decisión.

¡Debo hacerlo!. No queda otro remedio que encarar el hecho de que se ha disparado el evento gatillo que me obliga a reconocer que mis necesidades no están enteramente satisfechas. Mis necesidades básicas están incumplidas. ¡Debo hacerlo y ya!. ¡¡No!!. Debo analizar, debo informarme, debo decidir correctamente. No puedo dejarme llevar por los impulsos nefastos que despiertan las pasiones desbordadas. Debo comprometerme con la filosofía predominante en la civilización actual. Esta civilización que ha innovado eficazmente en la comunicación como elemento de participación en el conocimiento de la correcta información primaria para disponer de una serie de soluciones posibles que apunten a la concreción de presupuestos confiables que permitan la resolución de los problemas en momentos de crisis. Como todo el mundo sabe, los momentos de crisis son los que determinan los grandes cambios que perdurarán por los tiempos.


Hagamos primero el análisis F.O.D.A. (Fortaleza, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) (Para los eruditos: S.W.O.T. [Strength, Weakness, Opportunities and Threatness])

Fortalezas: La primera y principal es la de ser cliente. Luego de vencer mis paradigmas, que siempre representan un evento atávico, descubro que no debo resistirme al cambio. Los cambios son necesarios y apuntan a la satisfacción de mi crecimiento individual. Como consumidor obtengo innumeras ventajas. Ventajas cuantitativas: la cantidad de oferta en el mercado hace posible que, con una correcta investigación geográfica y con un examen exploratorio adecuado del segmento de mercado sondeado, mis oportunidades se incrementen enormemente. Ventajas cualitativas: el producto podría eventualmente, en caso de calidades diferentes, mostrar valores de comercialización similares que me permitiría una ecuación de: calidad superior - precio igual o similar (en este caso es importante valorar las prestaciones adicionales que puede ofrecer el producto en sí o el proveedor).

Debilidades: Soy un cliente que no cuenta, momentáneamente, con la fuerza compradora que acompaña a la demanda activa. El proveedor de productos utilizará todas sus técnicas y fuerza de venta a los efectos de influir en mis necesidades básicas insatisfechas. Atacará mis flancos con argumentos referidos a la calidad total de su producto, cosa demostrable, para él, por la tangibilidad del mismo. Agregará a esto, el enunciado de factores intangibles que acrecientan el valor agregado mas allá de la calidad tangible y demostrable del producto y que demandarán mi plena atención a los efectos de valorarlos correctamente.

Oportunidades: La oportunidad mayor es la necesidad del proveedor en incrementar su competitividad en este nicho. Su posicionamiento futuro es un elemento imprescindible para que aumente la percepción del cliente e incremente su participación real en la plaza. Si bien el producto buscado es, en mi criterio y sobre la base de la Matriz B.C.G., una "vaca lechera", ésta consideración también merece un oportuno y concienzudo examen. Una inexactitud de apreciación por mi parte podría llevarme a creer que ésta, que intuyo, "vaca lechera" sea en realidad "un perro rabioso" para el abastecedor. Es indudable que el tiempo que lleva comercializando el producto y las debilidades manifiestas ante sus competidores no hace de este producto una "estrella", a pesar de ser un bien políticamente administrado y de venta en condiciones oligopólicas. Cualquier traspié en este sentido puede ser catastrófico para mis intereses.

Debilidades: La situación actual del mercado, marcado por las fluctuaciones de valores indicativos en baja es lo que más marca mi futura decisión. La caída de la competitividad, producto del descenso del consumo resultante de la baja del salario real y una sensación generalizada de inseguridad económica influida por factores reales y/o provenientes del imaginario colectivo derivados de las fluctuaciones regionales, ha representado una excelente oportunidad para nosotros los consumidores. En cambio, la revisión de la política cambiaria que ha fijado la libre flotación, con una fuerte presión en alza del dólar con respecto al peso en una economía altamente dolarizada, ha determinado que los productores, los distribuidores y los comerciantes hayan debido reestructurar su precio de venta a la vista de que sus costes han modificado a la suba. Debo estudiar in situ este contexto ante la perspectiva cierta de la probabilidad de que los citados agentes comerciales decidan modificar su margen bruto afectando a la baja su rentabilidad lo que es, además, esperable en este contexto socio-económico.

Ahora permitámonos algunas consideraciones:

Si bien este producto es calificable como un producto tangible que, ante su falta, puede determinar un descenso brusco en la satisfacción plena de las necesidades básicas del individuo, de su familia y de su comunidad, es verdad, también, que esta necesidad ha sido objetada. De hecho, su condición de elemento imprescindible ha sido refutada por acreditados científicos del orbe. De aquí es que surge claramente la utilización por parte del proveedor de una estrategia de marketing acorde a las circunstancias la que puede empañar mi visión exacta a la hora de la elección correcta. También es destacable la aparición en el mercado de productos sustitutos que obligan a tener en cuenta la oportunidad de la renovación del gusto del consumidor (que en este caso soy yo). Aquí entra en juego el concepto de intangibilidad propia de un producto natural contra un producto sustituto de análogas características. Un hecho a tener en cuenta es que el sustituto habitualmente tiene una presentación mucho más elegante y atractiva y que su envase continente presenta, en una clara percepción subjetiva del cliente, características de fiabilidad y comodidad que aumentan, por su efecto visual, la atracción del adquirente.

La siguiente consideración debería ser de un orden agudamente técnico y no dejaría lugar a dudas, por ser necesarios análisis matemáticos y financieros. Sería enteramente deseable que todos los consumidores tuviésemos los elementos para manejar de forma confiable hasta que punto el valor de compra es representativo de su valor propiamente dicho y los componentes que los incrementan (producción, manufacturación, envase, embalaje, distribución, costos fijos, remuneraciones, gastos de administración, margen bruto, impuestos, etc.). Ante el hecho de que este tipo de información es calificada como reservada, no es accesible a mi persona, por lo tanto deberé tomar como correcto el precio venta que se me sugiere.

Respecto al lugar que escogeré para realizar la adquisición, requeriré tiempo para realizar los sondeos. Debo, por tanto, establecer prioridades con respecto a la boca de venta que elegiré. En este sentido las opciones son múltiples. Si me refiero a las geográficas, tal vez lo mejor es que sea próximo a mi domicilio. Una vez optado por esto, deberé tomar en cuenta las descripciones que se me brinde del producto, garantías, precios en moneda nacional y formas de pago. En este sentido es conveniente concurrir a puntos de venta del tipo gran superficie (aunque la atención puede resultar más fría y despersonalizada) en claro detrimento de múltiples opciones más cálidas pero con menor oferta.

El estudio de factibilidades está hecho. Ahora conviene que salga al campo de operaciones y cumpla con las actuaciones correspondientes y combine las variables apuntadas. A efectos de no extender más mi decisión, corresponde cumplir con el objetivo.


- Buen día señor.
- Buen día.
- Nada más señor.
- No. Sólo el kilo de azúcar.
- Sírvase su ticket y gracias por su preferencia.
- Gracias a Ud. por su atención.
("Al fin de cuenta fue provechoso caminar las 12 cuadras para comprar en este bolichón. Hice ejercicio, me ahorré 40 centésimos, conocí nuevas caras, hice un relevamiento de precios de éste y otros productos y constaté que los comercios no venden un pomo. ¡Que el doctor se deje de joder, la sacarina es asquerosa!")
¡¡ Tarea cumplida!!

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